Si tu hijo hace siestas muy muy chiquitas o apenas duerme ninguna cuando parece que a su edad debería hacer más, te dejo algunas ideas que quizás puedan servirte.

 

Averigua en primer lugar las necesidades particulares de tu hijo (el carácter juega un papel fundamental en todo, también en esto. Puedes leer un artículo sobre el sueño y el carácter AQUÍ), porque no todos los niños son iguales ni todos necesitan lo mismo. Las estadísticas pueden darnos alguna idea y nunca está de más echarles un vistazo, pero no deben ser una guía inapelable.

 

Las mini siestas a lo largo del día no tienen por qué ser un problema y depende de la individualidad de tu hijo. Tampoco tiene por qué ser un problema que duerma bastante menos que otros niños de su edad. Todo es cuestión de OBSERVAR…

 

  • Sus signos de sueño que pueden ir desde bostezos o frotarse los ojitos, o incluso en los mayores cierta torpeza en los movimientos, quedarse con la mirada fija… En fin, tú sabes mejor que nadie cuáles son los signos de que tu hijo necesita descansar. Observar esto es muy importante pero sobre todo para algunos peques, que por su carácter, si se les pasa ese momento de sueño luego les cuesta mucho relajarse.

 

  • Cómo está al final del día: Esta es una forma muy sencilla y rápida de ver si las siestas del día han sido suficientes o no para nuestro hij@. Si al final del día (quiero decir un rato antes de la hora a la que suela ir a dormirse ya para la noche) está muy agotado, irritable… (excesivamente cansado, vaya), es muy posible que sus siestas hayan sido escasas (también puede ser que haya tenido un día muy intenso, claro, es cosa de que vosotr@s os fijéis en el conjunto del día también y en ver varios días lo que ocurre para llegar a alguna conclusión que os sirva en este sentido).  Si por el contrario está muy espabilad@ y fresc@ es posible que esas siestas hayan sido excesivas o que quizás necesite que reviséis su hora de ir a dormir y atrasarla un poco, o si la hora de levantarse por la mañana está siendo muy tardía…

 

Teniendo todo esto en cuenta trata de adelantarte a sus necesidades de dormir y así poder ir bajando el ritmo un ratito antes del momento en el que suele mostrar sueño para facilitárselo. Esto puede ayudar sobre todo con los peques a los que cuando se les pasa un poco el momento del sueño les cuesta luego relajarse.

 

Algunas ideas que podrías intentar:

  • Proporciónales un ambiente adecuado para poder relajarse también en las siestas.

Muchos peques no pueden dormirse con la plena luz del día, ni con jaleo y necesitan sí o sí tranquilidad, oscuridad y tiempo para pasar de la actividad al sueño (no de repente, sino con un tiempito de bajada anterior. Con bajada me refiero a ruidos, luz, tipo de actividad…) Otros pueden dormirse hasta en pleno restaurante bullicioso, sí, pero seguro que si es tu caso no estás leyendo este artículo 😉

  • Acompaña.

Quédate a su lado hasta un rato después de que se haya dormido por si algún espasmo del sueño le pueda despertar y puedas ayudarle en ese momento.

  • Si duerme muy poquito de forma habitual puedes tratar de que duerma un poco más primero desde la observación.

Tendrás que ver cuanto tiempo suele dormir y estar pendiente un rato antes para actuar si ves que está despertando. En ese momento (antes de que despierte del todo) ayúdale a calmarse como suelas hacerlo (shhhhh, caricias, nana… tú sabes mejor que nadie qué le ayuda) y ver si de este modo logra descansar un ratito más. Pero recuerda que quizás a tu hij@ le vengan bien varias mini siestas en lugar de dos largas, por ejemplo. Observa para entender.

 

Por último os diría que no obliguéis a dormir, que si la situación está complicada os paréis, respiréis hondo y tratéis de ir más allá, de ver si es que está pasando algo (a través de la observación como os decía) o no.

 

OBSERVAR, es un punto en el que insisto mucho y es que es la forma de ver siempre la situación en profundidad, de no quedarnos con el síntoma, porque eso es apenas un 10 % de la situación.

Ten en cuenta todo esto para realmente ver lo que pueda estar pasando:

Recuerda que a veces creemos que hay algo que arreglar y no lo hay. No todos los bebés/niños son iguales ni necesitan exactamente las mismas cosas. Conocer su carácter nos ayuda muchísimo a entender y a ayudarle donde más lo necesite.

  • Si está habiendo cambios que le puedan estar afectando.

Tanto externos (cambio de casa, comienzo a la escuela, llegada de un hermanit@, situaciones emocionalmente tensas en su entorno, etc.) como internos (evolución en su movimiento, malestar/enfermedad, aparición de algunos miedos, etc.)

Y si es así…

céntrate en ayudarle con esos cambios siempre de forma suave, paulatina y amorosa. 

 

Y por favor… ¡¡usad los cuentos!!

Es una de esas formas suaves, paulatinas y amorosas con las que los niñ@s aprenden a manejar los retos que les propone la vida 🙂 Hay historias maravillosas escritas ya por muchos autores y solo es cuestión de buscar. Yo os dejo aquí el cuento que creé para el miedo a la oscuridad porque en la oscuridad se pueden ¡CAZAR ESTRELLAS!

 

 

¿Tienes más ideas? Compártelas en comentarios para ayudarnos entre tod@s.

 

© Ana Isabel Fraga Sánchez 2017. Todos los derechos reservados.