Este domingo por la mañana mis peques, mi marido y yo hemos acudido a una cita muy especial.

Por un lado era un día de diversión todos juntos y por el otro lado era un día de solidaridad.

La cita tuvo lugar en Illas, que por si no lo conocéis es un hermoso concejo de Asturias y se trataba de hacer un recorrido de unos 3 – 4 km (esto lo digo a ojo) en el que se debían superar una serie de pruebas.

LA DIVERSIÓN

Partimos de las piscinas del Concejo. Los grupos salían a intervalos de dos minutos y corrían cuesta arriba hasta llegar a una cancha (la del colegio rural que está en la zona) donde teníamos que coger una carretilla con un fardo de paja y dar una vuelta completa por el patio.

 

Después carretera adelante unos metros hasta llegar a una finca de hierba alta, subirnos por una escalera hecha también con fardos de hierba y atravesarlo hasta llegar a un muro que tuvimos que saltar.

La siguiente prueba subir a un árbol por una cuerda y tocar la campana que estaba en lo alto. Yo esta no la pude hacer (¡qué fuerza hay que tener en los brazos, madre mía!).

 

 

 

 

 

 

Y camino adelante por el bosque. Atravesar una especie de tela de araña hecha con cuerdas y llevar un tronco (no era muy grande) y tocar varias campanas. Volver al camino y meternos en el río bajando por su cauce lleno de piedras (el agua estaba fría fría, pero después del calor de lo que llevábamos de prueba se agradecía 🙂 )

De ahí bajar por una pendiente y recoger unas banderas. Y de nuevo campo a través entre la hierba alta hasta llegar al merendero donde tuvimos que arrastrarnos (literalmente) por debajo de tres de las mesas (me puse de barro… jajajaja).

 

Y otra vez a correr para volver a arrastrarnos bajo unas cuerdas y pendiente arriba. Después tobogán sobre una lona pendiente abajo (ahí me puse pingando porque la tenían llena de agua para que resbalase bien) y a correr cuesta arriba (bueno, correr o caminar, vaya, lo que pudieras) para andar sobre una barandilla de madera (con ayudita, porque sino…)

Y ¡listo! Bajar y llegar a la meta.

Nos reímos, nos enfangamos, nos mojamos… y estuvimos esa mañana juntos y trabajando en equipo.

 

El tiempo en familia para divertirnos y disfrutar de simplemente estar juntos es una forma maravillosa de fortalecer lazos y fomentar el sentimiento de pertenencia.

 

LA SOLIDARIDAD

Todo esto era una forma de recaudar fondos para el síndrome de Rett, una de esas enfermedades raras para las que se necesita investigación y recursos, que en este caso parece que afecta casi exclusivamente a las niñas y que a día de hoy no tiene cura ni existe un tratamiento específico para sus síntomas.

Queda mucho por saber sobre esta enfermedad y necesitan del apoyo de la sociedad para lograrlo.

Si queréis saber más sobre esta enfermedad y cómo ayudar podéis entrar en la página web de la asociación española de rett 

Y si sois de Asturias podéis acudir a la página de facebook de la delegación asturiana y darle al me gusta, que seguro agradecerán, porque necesitan visibilidad.

 

Allí nosotros compramos algunos artículos de los que vendían para recaudar algo de dinero:

  • Pulseras
  • Camisetas
  • Chapas…

Yo, entre otras cosas, me compré esta pulserita que tiene un mensaje precioso (la mano como vais embarrada 🙂 ):

Todos los días son bonitos si decides verlos así.

 

 

 

 

El día estuvo nublado y hubo orballo (así decimos en Asturias esa lluvia fina que cae como una cortinilla, como quien no quiere la cosa, y que te pone pingando en un pis pas), pero fue una jornada estupenda. Lo pasamos muy muy bien y ayudamos con nuestro granito de arena a personas que necesitan de apoyo.

Espero que este artículo sea otro granito para esta causa.

 

© Ana Isabel Fraga 2017. Todos los derechos reservados.