Las pesadillas pueden comenzar alrededor de los dos años aproximadamente.
Todos sabemos que se trata de sueños inquietantes que terminan por hacernos despertar asustados. Nosotros los adultos razonamos que aquello fue un sueño y aunque algo azotados terminamos por volvernos a dormir tras unas cuantas vueltas en la cama.

Sin embargo un niño de la edad que hablamos aún no tiene estas herramientas. No puede distinguirlo de la realidad ni calmarse por sí solo, así que necesita de nuestra ayuda para poder hacerlo.

¿Qué puedes hacer para ayudarle?

  • Acude y trata de calmarle sin restar importancia a sus miedos.

 

  • Empatiza con sus emociones y nómbralas. Eso le ayudará a calmarse con más facilidad y estaremos aprovechando el momento para que comprenda y ponga nombre a lo que está sintiendo, lo que constituye una base excelente para una buena inteligencia emocional.«Vaya, veo que has tenido una pesadilla. Seguro que te has asustado un montón y tienes miedo».

 

  • No utilicéis frases tales como: «no tengas miedo», «no seas tonto, solo ha sido una pesadilla» (¡¡para el peque ha sido muy real!!). Esto no enseña a manejar el miedo, solo envía el mensaje de que debe ignorarse y de que no es correcto sentir miedo.

 

  • Si ya sabe hablar podéis tratar de que os cuente qué soñó. Eso siempre alivia. Y si no puede contarlo ayudadle con preguntas para que vaya contestando sí o no. La razón de esto es que expresarlo ayuda al cerebro a asimilarlo mejor, al contrario de lo que siempre se ha pensado. Cuantas veces no habremos oído aquello de… «mejor ni se lo nombres, que se acuerda y es peor». Bueno, pues resulta que es al revés, resulta que ponerlo en palabras hace que todo sea más fácilmente superable.

 

  • Quedáos con él/ella hasta que se duerma y preparáos para unos días de despertares, de no querer ir a dormir o de llorar. Estos son los ecos de la pesadilla. Vuestro hijo se ha asustado mucho y tiene miedo de volver a pasar por esa situación o simplemente metido en la camita ya directamente la recuerda.

 

  • Usad la paciencia como mejor herramienta, acompañadle. Si todas las noches hay que mirar bajo la cama para ver si hay monstruos, hacedlo. Poco a poco irá ganando en tranquilidad.

Un buen truco que personalmente me ayudó mucho con los ecos de las pesadillas de mi hijo mayor cuando era chiquito y los miedos que suelen surgir en torno a la noche, fue utilizar la visualización creativa modificando las imágenes mentales.

 

Esto proviene de la PNL (Programación Neurolingüística) para los que os interese profundizar en este tema. Lo que hacíamos era hacer divertida una imagen inquietante.
Por ejemplo, si tenía miedo a un monstruo le decía que se lo imaginase y una vez que lo tenía le poníamos un lazito rosa en la cabeza, o una nariz de payaso, o… cualquier cosa que pudiese resultar divertida y rompiese la imagen mental. Si lo probáis veréis que al hacerlo el peque cambia la expresión de angustia por una divertida. ¡Es una buena herramienta para afrontar el miedo!

Y esta herramienta la podéis encontrar en mi cuento Carlitos, el mago de la mente

 

Las pesadillas son angustiosas y los niños lo pasan mal, pero podemos utilizarlas para enseñar a nuestros pequeños cómo afrontar el miedo de un modo creativo, comprendiendo sus emociones y proporcionándoles lo que verdaderamente importa en el mundo emocional, que es lidiar con ello de forma efectiva, no anularlo o ignorarlo.

 

Mis cuentos para ayudar con el miedo son…

© Ana Isabel Fraga Sánchez 2016. Todos los derechos reservados.