¿Tienes buenas intenciones y ganas de cambiar las cosas pero en el momento preciso se te olvida todo y vuelves a caer en lo mismo?

¿Te has prometido no gritar más, o no decir algo que sueles decir? ¿Has jurado y perjurado que no vas a volver a ponerte echo un basilisco la próxima vez que tu hijo vuelva a dejar toda la ropa tirada pero cuando ves esa montaña por el suelo el basilisco vuelve a ti?

¿Has pensado que a partir de ahora vas a cuidarte más pero pasan los días y las semanas y no has encontrado el momento?

 

Pues no es algo raro, claro que no, de hecho es bastante habitual. Es una cuestión de piloto automático, de hábito, de costumbres… o como dirían en neurociencias, de esas redes neuronales creadas a base de repetir y que se han fijado como la respuesta automática.

Y para manejar esto primeramente hemos de ser conscientes de ello. Entender que romper el bucle no es sencillo, que se necesita de práctica, de paciencia y de constancia. Porque es a través de esta constancia como se crearán esas nuevas redes neuronales que harán que simplemente se modifique ese hábito.

Pero en muchas ocasiones no solo se trata de esto, sino que nuestro cerebro reptil, ese que reacciona ante las emociones intensas, toma el control. Así que otro paso que debemos dar es conocer esas señales físicas que anticipan una «pérdida de papeles». Puede que sudes, que te pongas colorad@, que aprietes los puños o los dientes, que te pique todo… ¡Identifica esas señales físicas previas a perder los papeles!

Y… ¡ayúdate de las notas!

Sí, de las notas, de los mensajes escritos. Ya hemos hablado en otra ocasión de cómo y porqué utilizarlas con nuestros hijos en un artículo anterior. Pero también las puedes usar contigo.

Las notas pueden volverte a ese punto en el que habías tomado la decisión de no gritar, de afrontar la ropa tirada en el suelo de otra forma, de escoger otras palabras o otra actitud… Porque cuando estamos en el momento álgido, todos esas buenas intenciones quedan relegadas a un punto del cerebro poco accesible en una situación de emoción intensa.

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Pero las notas también pueden recordarte que te tomes unos minutos para coger fuerzas, que hoy te toca media hora para pasear, que mejor seas amable contigo mism@, que a lo mejor eso negativo que estás pensando no es cierto y es solo producto del estrés…

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Pueden recordarte lo que necesites cuando lo necesites. Tan solo es cuestión de colocarlas en sitios estratégicos, por los que suelas pasar a menudo. Esta que véis más arriba está en la nevera. Pero puede ser sobre la mesilla, en la puerta del armario, en forma de post it en el coche (si por ejemplo quieres ayudarte a cambiar tu forma de reaccionar ante las peleas de los niños cuando viajáis…) En fin, creatividad al poder.

Verás que pronto la propia situación te hará ver esas frases que necesitas y te ayudará a cumplir con esos objetivos que te habías propuesto.

Algunos consejitos para las notas:

  • Mejor usa frases cortas, no más de dos. Para que la información «vuele» con rapidez.

  • Hazlas sobre folios, post it, cartulinas… o lo que quieras. Pégales imágenes o hazles dibujos si quieres… Las imágenes llegan al cerebro con muchísima rapidez y pueden ser una excelente ayuda y un recordatorio supersónico 😉 , de tal modo que puedes usarlas solas, sin texto, que además son más discretas. Solo ten en cuenta que esa imagen evoque claramente aquello que quieres. Hazte una anotación en la palma de la mano (sí, sí, en plan chuleta) o inventa cualquier otra forma de recordatorio.

  • Colócalas en sitios estratégicos por donde pases mucho o donde sepas que estarás en el momento que quieres trabajar, como el ejemplo del coche.

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¿Sobre qué vas a hacer tus notas? ¡Cuéntame aquí en los comentarios! 🙂

 

© Ana Isabel Fraga 2016. Todos los derechos reservados.