Casi siempre nos enfocamos en cómo ayudar al niño de múltiples formas, más aún cuando contamos con algunas características más complejas, pero hoy yo voy a cambiar la perspectiva, puesto que he hablado sobre los niños con una alta intensidad en varias ocasiones y sobre algunas ideas que las propias familias pueden poner en marcha para ayudarles y ayudarse.

Pero la cuestión es, ¿quién ayuda a las familias?

Porque tú, como vecina, como amiga, como familiar, como profe… puedes tener una familia así cerca de ti. Y estas familias necesitan apoyo.

¿Por qué?

Porque suelen estar sometidas a un intenso estrés diario, bastante mayor que el que ya de por sí tiene cualquier familia. Entendamos que en estos casos a las prisas habituales, los trabajos, los quehaceres y demás cosas del día a día hay que sumar picos de emociones muy intensas a veces por cosas que desde fuera podrían parecer nimias y sin importancia.

Pero además hemos de sumar también los consejos bienintencionados de quienes no saben para nada en qué consiste tener una familia altamente sensible. Aquí los padres y madres llegan a dudar de sí mismos y de su capacidad para afrontar el día a día, se preguntan si realmente se estarán equivocando y nadan en la inseguridad y la confusión.

Sumemos también la incomprensión del entorno. Esto de los PAS (personas altamente sensibles) o los NAS (niños altamente sensibles) es algo muy nuevo y muchos lo ven como la disculpa perfecta que quieres dar para justificar ciertos comportamientos o situaciones (como también pasa con las altas capacidades entre otras situaciones). Pensad que esto nos lo encontramos con un vecino, pero también con un familiar cercano o un buen amigo, y también en profesores y cuidadores. Todo nuestro entorno opina, aconseja y juzga.

Y con mucha frecuencia estas familias (entre las que, por supuesto, me incluyo) ya le han dado muchas vueltas a la situación, pensado y repensado, reflexionado y vuelto a reflexionar. Así que además acabas por sentir que los demás piensan que no estás haciendo nada, o que no le dedicas el tiempo ni la energía. Y habitualmente eso está muy lejos de la realidad. Otro poquito más de estrés.

 

Es muy habitual que tratemos de aislarnos para evitar al menos el dolor de ser juzgados, de dudar de nosotros mismos y de pasar por situaciones que necesitan de oídos entrenados para ser explicadas.

Al principio lo intentas: «Es que a mi hijo le alteran mucho los ruidos», por ejemplo. Pero lo que sueles encontrarte son oídos sordos y desaprobación (en forma de silencios de estos que se cortan con cuchillo o quizás en forma de comentarios más o menos digeribles)

Nada de todo esto ayuda a disminuir la tensión ni el exceso de estrés que ya tienen (tenemos). Más bien lo multiplica.

Así que si conoces a alguna familia así te aporto 10 ideas (el 10 queda muy redondo y muy molón, pero podríamos buscar muchas más o quizás quedarnos con unas pocas menos más generales 😉 )

→Por cierto, estas ideas tienen efectos colaterales si las aplicas: te hacen crecer como persona en muchos otros aspectos.

  • No juzgues. Ni su valor como madre/padre, ni si la culpa es o no suya, ni si la educación que le están dando es la adecuada… Déjalo estar, seguro que no son perfectos y habrá cosas mejorables, pero están haciendo cuanto pueden y si necesitan ayuda pueden buscarla, pero los juicios y las miradas de desaprobación o de yo sé lo que te conviene no les ayudarán jamás.
  • Deja de lado frases del tipo: «Qué feo se pone este niño cuando llora», «No se llora», «Mira Juan, que no llora como tú», «Pero si no tienes nada. No hace falta que grites por eso», «Mira que eres exagerada», etc… que nunca harán sentir bien a un niño/a menos aún si es muy sensible. Y con mucha probabilidad empeorarán la situación.
  • Hazle saber que has leído algo sobre NAS y PAS (en caso de que lo hayas hecho, claro está). Eso puede ayudarle a hablar un poco más abiertamente si esa familia está ya de vuelta de muchas explicaciones seguidas de miradas de desaprobación.
  • Si les invitas a algo ten en cuenta que mejor algo tranquilo, no muy largo en el tiempo. Y si no es algo tranquilo entiende que a lo mejor tiene que irse en medio de la fiesta de cumple o que se estrese sin un gran motivo (a ojos externos, claro). No lo pienses como algo personal.
  • No te vayas inmediatamente a la tan extendida creencia de que «el niño solo quiere llamar la atención». Yo también pensaba esto hace años, pero no es así, existen muchos motivos para el comportamiento y uno de ellos puede ser simplemente el estrés que están acumulando sin que su entorno sea consciente de ello. Llega un momento que hace boom.
  • Interésate por su situación y tómala en serio. Necesitamos empatía y una escucha real.
  • No le des consejos que no te ha pedido. Escuchar con comprensión es suficiente.
  • Quizás podrías ofrecerte a echarle una mano algún día para que pueda tomarse un tiempo de descanso si eres una persona cercana a esa familia.
  • Si formas parte de la educación de ese peque (profe, educadora…) aprende sobre esta condición cuanto puedas. Te dará herramientas y una nueva perspectiva.
  • Si ves que esa familia está pasando por un momento desbordante y quieres ayudar pregunta en qué forma puedes hacerlo, pero por favor no vayas a tratar de rescatarles intentando resolver la situación ya y con los «métodos tradicionales». Seguramente la cosa empeorará.

¿Qué otras ideas añadirías tú?

 

Cada niño y niña son un mundo único.

Cada familia es asimismo un mundo único.

Es mejor no juzgar.

 

© Ana Isabel Fraga 2019. Todos los derechos reservados.