Ayer tuve un día de mierda, que vino precedido de varios días de pre-mierda.

O sea, el día álgido fue ayer, pero días previos he venido arrastrando una sensación de

«No vamos bien por aquí»

«Algo falla»

«No estoy satisfecha con esto tal como está ahora mismo»… 

Y ¡boom!, se vino el día Z,

ese en el que solo te apetece llorar, en el que no das pie con bola, en el que sientes que todo te supera y te ves incapaz de poder resolver nada. Ese en el que esa terrible pregunta de ¿Por qué a mí? salta desde tu cabeza.

Vamos, lo que claramente se llama un día de mierda.

Ya sé que tú también los tienes. Y no lo sé porque sea adivina, no. Ni tampoco porque te conozca. Lo sé porque todos tenemos estos días, y en una familia intensa suelen ser además INTENSOS. ¡Cómo no!

Pero vamos al grano. ¿Cómo salir de esto?

Porque es inadmisible que esto se convierta en una fuerza que te arrastre a un día a día lleno de amargura.

¡No podemos quedarnos ahí!

Ahora bien, tampoco podemos pretender no caer nunca en esa situación, y os digo la verdad, esto tiene un mensaje positivo, pero… hay que aprender a leerlo. Así que ahí va lo que puedes hacer. Apúntatelo

PASO 1 

Elemental y absolutamente imprescindible. Si no pasas por este punto lo demás no sirve de nada.

Acéptalo y acógelo.

 

PASO 2

Permítete sentirlo (que no dejarse arrastrar) Mira tu cuerpo, tu posición, dónde sientes presión, qué parte de ti está «diferente». Obsérvalo, déjalo estar, pero no lo acompañes de más y más pensamientos. Arrebújate dentro de tu propio cuerpo, date el espacio para sentirlo, porque lo necesitas. Intentar apartarlo sin más, sin darle el espacio para ser hará que se quede enquistado y que no puedas ir al siguiente paso.

 

PASO 3

Escucha lo que todo esto quiere decirte. Es muy posible que tenga que ver con que necesitas un cambio. Quizás un cambio en la forma en que te relacionas contigo misma, en la que te cuidas (o no lo haces), en la que te estás comunicando (o dejando de hacerlo), en la forma de afrontar una situación, en lo que te dices continuamente a ti misma, en cómo estás enfocando la situación que te lleva a estos estados…

PASO 4 

Cuando estés preparada y tengas una idea de lo que necesitas cambiar, piensa en cómo ponerlo en práctica. Haz un plan, o una lista de cosas que irás poniendo en práctica. Vamos, que le des forma.

PASO 5 

Cambia conscientemente tus emociones. Esto solo puedes hacerlo si has aceptado anteriormente lo que estabas sintiendo y te has permitido sentirlo y escuchar su mensaje. Si no solo será un parche que taponará y enquistará lo que te está pasando.

Para cambiar conscientemente tus emociones puedes usar algo de esto, que a mí me sirve de mucho. Pruébalo.

  • Tómate un rato para empezar el día pensando en las cosas de tu vida por las que estás agradecido, y si. estás en ese momento en el que te cuesta verlo, agradece simplemente todo lo que esto te está enseñando y cómo va a cambiar tu vida a mejor. Es un buen punto por el que empezar. Acude también a pequeñas cosas como una sonrisa de alguien que te hizo feliz, un «te quiero» de tus hijos/as, una caricia, el sol calentando tu piel… Y no lo dejes hasta que en tu cara se esboce una sonrisa. Ese gesto ya hará un cambio.
  • Baila y escucha música con mensajes de esperanza, de posibilidad, de positivismo, de fuerza… Yo tengo una lista para escuchar, la llamo MUSICA PARA SUBIR LA VIBRACIÓN. Hazte la tuya propia. La música es una gran generadora de cambios de estado emocional, es realmente poderosa y una de las razones es que cambia tu postura corporal, otra es que te llega al corazón, otra es que te hace moverte, otra es que te hace cantar… Todo esto desahoga y coloca todo nuestro cuerpo en otro momento muy distinto.

 

Ideas sencillas. Ideas poderosas.

¿Las pones en práctica?

 

©Ana Isabel Fraga 2020. Todos los derechos reservados.