Alguien me preguntó el otro día cómo había conseguido cambiar mis creencias. y el hecho es que los cambios de creencias forman parte de todo un proceso da cambio más global.

En este artículo te dejo algunas pautas para comenzar a tomar consciencia y hacer cambios.


En nuestra vida hay muchas áreas. Piensa primero cuál quieres mejorar.Tu vida emocional, intelectual, espiritual, social, tu trabajo, tu maternidad, tu relación de pareja… son ejemplos de algunas de esta áreas

EN QUÉ TE SIENTES AGRADECIDA

Sé que te preguntarás el sentido de buscar agradecimientos en un área que quieres cambiar, pero es fundamental empezar por aquí. Siempre hay algo (o casi siempre), esfuérzate en buscarlo, por pequeño que sea servirá.
Y es que esto nos coloca en un estado emocional muy poderoso para comenzar los cambios. Sentirse agradecido es un súper poder.

 

ANOTA LAS CREENCIAS ACTUALES QUE ESTÁN LIMITÁNDOTE DE ALGUNA FORMA

Sé que somos muy reacios a ver nuestras creencias como eso, como creencias, porque de alguna forma ya es un paso para cuestionarlas. Al fin y al cabo una creencia no es la verdad absoluta,
Pero nos aferramos a ellas porque las creemos ciertas, ya que están basadas en nuestra experiencia repetida y en «confirmaciones» que hemos ido sumando con lo que nos han dicho y ha ocurrido. Sin embargo, debes darte cuenta de que si están limitando tu vida en la forma que sea tienes que cuestionarlas.
Por ejemplo, te comparto una de mis creencias negativas en el área del cuidado físico:

«Hacer ejercicio me hace perder el tiempo que necesito para trabajar»

Esta creencia viene determinada por mi poco tiempo real para dedicar a mi trabajo. Seguro que me entiendes: los niños, la casa, la comida, la compra, las miles de cosas de las que acordarse… Así dedicar tiempo a hacer algo de ejercicio parece una locura que resta aún más tiempo.

¿Qué consecuencias ha tenido para mí esta creencia?

Pues que hacer ejercicio es un lujo que no podía permitirme y que si lo hacía ya podía directamente tirar mi trabajo por la borda porque no tendría tiempo para hacerlo. Por lo tanto, aparté el ejercicio de mi vida, lo que me trajo problemas de espalda, sedentarismo, etc. y el área de la salud empeoró.

Bien, ahora tú:

¿Qué creencias sobre el área que quieres trabajar están frenándote, evitando que consigas lo que quieres, limitándote de alguna manera?

 

ANOTA LAS NUEVAS CREENCIAS QUE QUIERES TENER

No se trata de poner cosas que no te creas, no es eso. Se trata de buscar la creencia que te ayude a salir adelante y a la que puedas darle credibilidad. En mi caso, y con el ejemplo que te di antes, y después de investigar un poco a otras personas con otras creencias sobre el tema me di cuenta de que el ejercicio físico no necesita de una o dos horas al día, y que además practicarlo mejora la creatividad y te aporta vitalidad, lo que hace que el trabajo pueda ser más eficiente en menor tiempo. Además, valoré todo lo negativo que estaba dándome la creencia limitante y que no quería en mi vida (todo lo que xerica del sedentarismo)

Por lo tanto, mi nueva creencia es:

«Hacer ejercicio y moverme es regalarme vitalidad, energía, buen humor y mayor creatividad. De esta forma trabajo mucho mejor»

Esta creencia SÍ me ayuda a lograr mi propósito de mejorar mi estado físico y ciertamente me ayuda en mi trabajo también.

ESCRIBE LO QUE QUIERES LOGRAR y PARA QUÉ

Ahora es momento de escribir todo cuanto quieres lograr. Ponlo todo. Y seguidito a eso escribe para qué lo quieres. En mi ejemplo, trabajando el área de la salud y el estado físico yo puse:

«Quiero estar fuerte y sana. Flexible y con energía para vivir mi vida a tope»

Añadir el para qué es vital, pues es el fondo de la cuestión. Uno no quiere hacer ejercicio físico, sino estar saludable, o verse mejor, o poder lograr X. Es decir, lo que quieres en realidad es el para qué lo quieres. Y ahí está toda la motivación intrínseca. Debes ser consciente de ello. Muy consciente.

PLAN DE ACCIÓN

Este es el momento de decidir qué vas a hacer para lograrlo. Y de hacerlo con todo detalle.

Qué harás, cuánto tiempo, cuándo, dónde, con quién tienes que hablar o contactar (si procede), qué obstáculos puedes encontrarte en el camino y qué harás para resolverlos…

En mi caso lo que hice fue investigar un poco sobre el tipo de ejercicio que haría teniendo en cuenta mi situación personal y el tiempo de que dispongo, tratando de acoplarlo. Descubrí algunas rutinas que me ayudarían con la vitalidad y que eran sencillas, añadí el movimiento al día a día en cosas como que si podía ir caminando mejor que en coche, o en dedicar algunos días de familia a hacer rutas en la naturaleza, preferir escaleras a ascensor o buscar cualquier disculpa para ir caminando. Descubrí una aplicación para hacer algunos ejercicios fáciles en casa y que son apenas unos pocos minutos.

Me encuentro con la dificultad de qué haré cuando se vaya el buen tiempo y comiencen las lluvias, cosa que en Asturias es muy común. Y la he resuelto. En esos momentos usaré la cinta de caminar que tengo en casa muerta de asco.

Sé específica, sé concreta. Trata de tener resueltos todos los problemas que crees que pueden surgir.

Hazlo en una agenda, en una hoja, cartulina o donde tú quieras. Y ponle amor en forma de dibujos, pegatinas, fotos… sé creativa. Esto, que parece algo accesorio, no lo es. Es una forma de ponerle energía y enfoque, y eso es muy poderoso.

¡Y a por ello!

 

 

Cuéntame tus dudas y tus experiencias con esto.

 

@Ana Isabel Fraga 2019. Todos los derechos reservados.