¿Qué ocurre cuando además de los hijos uno de los padres, o incluso los dos, tienen una alta sensibilidad? ¿Es posible que la convivencia sea tranquila?

Si tus hijos o hijas son muy intensos y tú o tu pareja también, sabrás de lo que te hablo. Y sabrás que no es sencillo.

Cuando la intensidad se desborda en alguno de los miembros de la familia, ésta corre como reguero de pólvora contagiando a los demás. La situación comienza entonces a tornarse complicada.

Y dado que la intensidad surge a menudo podréis entender que esto se puede convertir en un campo de minas.

Los niños y niñas con este rasgo necesitan más de nosotros, los adultos, para aprender a gestionar sus emociones y comprender su forma de entender e interpretar el mundo, así que esto es una doble dificultad cuando ya te cuesta lo tuyo gestionarte a ti mism@.

Parece un callejón sin salida.

Pero no lo es, y de hecho es la escalera de un aprendizaje muy potente. Nada fácil. Pero muy potente.

Voy a compartir contigo lo que yo hago en mi día a día para gestionar esta situación, puesto que tanto yo como mis hijos somos intensos y altamente sensibles (y no hablo solo de la parte emocional, si no también de los estímulos externos como luces, ruidos, sensaciones a nivel de la piel, olores…)

  • Tu energía es sumamente importante

El desgaste de tu sistema nervioso por el exceso de estímulos (es que no cribamos, llega todo todito) y la intensidad con la que llegan nos hace muchas veces sentirnos agotados. Así que es primordial, fundamental, vital (y todos los sinónimos que se te puedan ocurrir) que…

-Descanses cuando te lo pida el cuerpo. Aunque sean unos minutos para desconectar y respirar aire en la ventana.

-Te tomes tiempo para cuidar de ti (ya sabes: comida más sana y un poco de movimiento). Especialmente el contacto con la naturaleza y los lugares donde el ruido y demás estímulos que te estresan no estén presentes.

-Limites el estrés innecesario, como exceso de información (sí, sí, mucha red social, el correo, unos cuantos artículos, las noticias del día…), estar en ambientes que te hacen sentir mal, con personas que te restan en vez de sumarte, etc.

  • El autoconocimiento es una gran baza

No es un cliché. Es que para poder ayudarles a ellos y para poder gestionar eficazmente nuestras emociones es muy necesario conocernos. Invertir en ti es una gran idea. Conocer tus creencias, sanar tus heridas, adentrarte a consolar a tu niña o niño interior, leer sobre alta sensibilidad… Re Conocerse.

  • Observa y saca conclusiones de lo que más os afecta. Minimízalo.

Ponte en plan detective y observa si las explosiones suelen ir después de alguna cosa en concreto. Por ejemplo, si los niños han estado delante del televisor, o hubo una pelea entre los hermanos previa que aún sin ser muy importante sobrecargó a uno de los niños (o a ambos), etc. Busca y rebusca, que suele haber detonantes que se nos pasan desapercibidos por no parecer a simple vista lo suficientemente potentes (recordemos que hablamos de alta sensibilidad).

Y cuando lo hayas descubierto encuentra la forma de minimizarlo. Evítalo si es posible o mejor aún comienza un entrenamiento para ir tolerando poco a poco lo que sea (si es que es necesario y útil para el niño/a). Y además haz consciente al peque de lo que enerva su sistema nervioso, porque si sabe lo que le lleva a esos estados tendrá una ventaja para manejarlo.

  • Niégate a discutir nada en el acaloramiento del momento.

Sí, niégate. Las cosas se resuelven cuando hay calma. De otra forma no resolvemos, lo empeoramos. Eso sí, no te niegues en plan reproche o venganza. No, no. De hecho mejor si un día que estéis calmados les comunicas que a partir de ahora en esos momentos vas a centrarte en calmarte y que lo de hablar será para cuando tengas el cerebro relajadito y disponible para pensar con coherencia. Así evitarás luchas de poder, aumentar el tamaño de los estallidos y hacerlo todo más difícil.

 

  • Enséñales a hablar de lo que les preocupa, a solucionar problemas y a entender cómo funciona su forma de estar e interpretar el mundo.

En resumen, ofréceles herramientas y autoconocimiento. ¡Lo que habría dado yo por tener todo eso de niña! Que me creía un puñetero bicho raro.

 

  • Ayúdales a expresar su sensibilidad y a redirigir la intensidad. Permíteles su tiempo y no caigas en excesos.

Personalmente no creo en esto de enviar a los niños a todo tipo de actividades extraescolares y ese estrés es posible que no le vaya nada bien a nuestros hijos sensibles, que como nosotros, los adultos sensibles, necesitamos tiempo para reponernos y resetear, o lo que es lo mismo, tiempo en soledad y tranquilidad. Pero sí creo en observar y ver si hay algo que les haría expresarse y/o liberar excesos de energías estancadas. ¿Por dónde crees que van sus pasiones? Dales la oportunidad de expresarlas.

 

Quizás tu hogar es más intenso, pero si esto lo usas como una forma de aprender y crecer te aseguro que será un hogar muy especial en el que los miembros de la familia estarán unidos por esa red invisible tan potente que crea la sensibilidad, porque en la alta sensibilidad hay enormes super poderes 😉

 

©Ana Isabel Fraga 2018. Todos los derechos reservados.