Que tener hij@s te cambia la vida no es nada nuevo ¿verdad?

Lo que yo no sabía era hasta qué punto lo haría, hasta qué punto me haría mirar de frente mis miedos, mis inseguridades, mis preocupaciones, mi falta de confianza en mí misma…

 

Permitidme que abra mi corazón y me sincere.

Siento que es un tiempo de cambios, pero no son cambios pensados de pronto, ni giros de tuerca radicales, sino más bien asentamientos de lo que lleva tiempo gestándose y creciendo en mi interior. No es nuevo tampoco que pienso que el crecimiento propio es vital para asumir una educación consciente, porque no es posible dar lo que no se tiene ni ayudar a construir a otro lo que uno mismo no ha sabido construir en sí mismo. Y porque lo que hagamos con nuestra vida como adultos es la película que los niños están viendo y de la que sacarán conclusiones.

Sin embargo no quiero dar la impresión de catastrofismo que muchas veces siento que se ofrece en esto de la educación (y en tantas otras cosas) y que a mí personalmente tanto me ha afectado, creyendo que si no hacía las cosas de forma perfecta e intachable estaría de alguna forma haciendo daño a mis hijos. Y es que esta sensación nubla la diversión de aprender, el entusiasmo y la curiosidad por ver de qué somos capaces, por conocer cómo funciona nuestra mente y hacerla nuestra aliada, por crecer y crecer tratando siempre de ser la mejor versión de nosotros mismos. Por disfrutar del momento presente con ell@s.

Y es que… ¿qué es ser perfecto/a? ¿Exactamente cómo es eso?

Depende mucho de dónde leas o dónde busques información, hacer este «daño» puede venir de actitudes incluso contradictorias, por lo que el jaleo emocional es tremendo. Y si le sumamos inseguridad y falta de confianza en uno mismo… ¡La hemos liado parda!

El instinto se ve afectado.

Y personalmente pienso que ese sexto sentido es una fuente de información a tener muy en cuenta, a cultivar…

 

Así que el miedo sustituye a la diversión, la curiosidad y el entusiasmo.

El instinto se ve sustituido por la incertidumbre y la falta de confianza en uno mismo.

 

Ahhhh, pero ahí no queda la cosa. No, no.

 

Resulta que además llevamos con nosotr@s un bagaje emocional, un cargamento de creencias derivadas de  nuestra vida, patrones de conducta de los que a veces ni somos conscientes, y un manejo de nuestra mente bastante desastroso.

 

Hace mucho que me pregunto, de hecho, ¿cómo sería nuestro mundo si desde pequeños nos enseñasen a manejar nuestras emociones y nuestra mente, haciéndolas nuestras aliadas en vez de verlas como nuestas enemigas? ¿Qué cambios veríamos en nuestro entorno, en la sociedad… si nos enseñasen a conocernos a nosotros mismos, a apreciarnos, a aceptarnos, a perdonarnos, a aprender de los errores en vez de dañarnos con ellos? ¿Cómo seria? ¿Lo imagináis? Yo creo que muchas cosas serían totalmente diferentes.

 

 

Sumamos todo esto y ¡¡¡¡BAAAAAMMMM!!!!

 

Ya en mi curso anterior Redescúbrete y Redescubre la educación trabajaba con algunos de estos conceptos, tratando de dar a los adultos las herramientas para manejar y gestionar emociones, pensamientos…

Ahora, todos mis nuevos aprendizajes (tanto externos en forma de cursos, lecturas… como internos desde la propia evolución) me llevan a ampliar este trabajo

 

Y lo quiero hacer a mi manera.

Desde mis recursos, mis fortalezas, mis creencias potenciadoras y mi propio crecimiento y experiencias, en el marco de todas las nuevas herramientas y conocimientos que tengo ahora a mi alcance.

Quiero acompañar a las mamás, los papás y todo aquel que esté en contacto con los niños a un viaje interior.

 

Un viaje lleno de asombro, entusiasmo, pasión, curiosidad y reencuentro con uno mismo. 

Dejando de lado el catastrofismo y dedicando todo nuestro esfuerzo a construir.

 

Entonces hemos de cambiar las típicas preguntas por otras.

Cambiemos…

*¿Estaré haciendo daño a mis hijos?

*¿Les estaré inculcando miedo?

*¿Soy una mala madre (o mal padre)?

*¿Por qué no puedo hacerlo mejor?

Por…

*¿Cómo puedo mejorar esta actitud?

*¿De qué formas puedo manejar mi miedo (o la emoción que sea)?

*¿Qué puedo aportarles para que su vida no se vea manejada por el miedo?

*¿En qué puedo mejorar mi relación con mis hijos?

*¿Qué parte de mí puedo hacer crecer? 

 

 

Las primeras preguntas son preguntas que invitan a cuestionar nuestro valor, que nos inducen al dolor.

Las segundas son preguntas poderosas, que invitan a la mejora, a la evolución.

 

Y es por eso también que a partir de ahora veréis muchos artículos aquí cuyo objetivo será el conocernos mejor a nosotros mismos, los adultos, que taaaaaaaan perdidos nos encontramos a veces.

Un giro que reafirma el hecho de que nuestro crecimiento es sencillamente vital a la hora de educar de forma consciente.

Desde lo mejor de ti puedes ofrecer lo mejor a tus hijos (y a todos los demás)

¡¡¡Pues vamos a por todas!!!

 

Y si necesitas ayuda, pide tu primera sesión gratuita conmigo.


     o

    accede a mi Curso «Conócete, Ámate, Saca lo mejor de ti»

     

    ©Ana Isabel Fraga 2017. Todos los derechos reservados.