La alta sensibilidad es un rasgo y como tal nos acompaña allá donde vayamos, y los niños y niñas altamente sensibles lo son en su casa, y en todas partes.

En el colegio, por supuesto, también.

Es lógico, cae de cajón, pero ¿se conoce la alta sensibilidad lo suficiente en el entorno escolar?

Bueno, la respuesta es un claro NO. En realidad no es aún muy conocida (aunque más que hace unos años) en casi ningún ámbito. Y entre quienes la han oído nombrar también muchos la niegan. Por lo tanto queda aún mucho trabajo por hacer para dar a conocer este rasgo que según la teoría de la sensibilidad ambiental posee un  20 a 30 % de la población. Así que si eres profesor de seguro te habrás topado con unos cuantos alumnos/as altamente sensibles, aunque no te hayas dado cuenta o hayas achacado su comportamiento a factores como una mala educación, una falta de límites o una mala racha, por quedarnos con las más dichas.

Pero no quiero dar a entender que la alta sensibilidad lleva a los niñxs a un mal comportamiento. NO

Lo que sí puede llevarles a un comportamiento que a primera vista nos parece «mal comportamiento», es someterles a una cantidad de estímulos intolerable. o una falta de comprensión hacia sus necesidades de descanso, retirada o bloqueo de estímulos, a forzarles a un ritmo impropio de su naturaleza… Y ese sobreestímulo puede generar desbordamientos emocionales que, sin conocimientos sobre el tema, serán malinterpretados, creando un mayor malestar en el niño o niña y su familia y empleando «métodos» que no ayudan si no que entorpecen.

La alta sensibilidad no es una patología, ni un trastorno o enfermedad. Tampoco es algo que necesite ser arreglado porque no hay nada roto. Tan solo necesita ser entendida, porque nos hace diferentes en nuestra forma de sentir, de pensar, de percibir…

¿Cómo reconocer a lxs niñxs altamente sensibles?

  • Mantén un «ojo observador»: sus reacciones son más intensas, más «sentidas», se sobrecarga antes que sus compañerxs, puede quejarse de sensaciones en la piel por la ropa, llorar con facilidad, desbordarse emocionalmente con más frecuencia que los demás, sentirse dolidx con mayor facilidad… También suelen hacer muchas preguntas y sus pensamientos son más profundos.
  • En muchas formas ellxs se sienten diferentes. Y esto es otra pista.
  • Habla con la familia y comenta tus observaciones. Ellos conocen a su hijx mejor que nadie y podrán darte mucha información valiosa. Si era un bebé exigente, despierto…
  • Si aún no lo han hecho, sugiéreles el test de alta sensibilidad (En este enlace de APASE puedes encontrar el test que elaboró la Dra. Eleine Aaron) que te dará una idea más clara.

¿Cómo atender a estxs niñxs?

  • Verles es un paso importantísimo.

Porque eso ya de por sí te da otra perspectiva. Otra interpretación de su comportamiento. Y esta sin duda es la base.

  • Formarte

Lee sobre el rasgo. Los libros de Elaine Aaron, Karina Zegers, o el de Bea Sánchez y Pablo Villagrán. Esto te mostrará una dimensión importantísima.

  • Gestión emocional

Primero tuya. Aprende a nombrar, aceptar y manejar lo que sientes. Desde ahí puedes ayudar muchísimo a la gestión emocional de los niños y niñas. Y no solo a los que son altamente sensibles ;), pero especialmente a ellxs , que lo sienten todo con tanta intensidad y profundidad. Crea rincones de calma, de abrazos…

  • Fomenta el respeto por las diferencias.

Porque ser diferente, aún hoy en día, en nuestra sociedad, es motivo de castigo, de señalar, de burla, de humillación… Dedica un tiempo a la semana a trabajar con tus alumnxs el respeto a través de cuentos, actividades…

  • Adecuación de espacios.

Crea pequeñas zonas de descanso donde puedan liberarse del sobreestímelo cuando lo necesiten, zonas en el patio para leer o hacer actividades más tranquilas donde no llegue tanto el ruido y el exceso de estímulos. Busca que la iluminación sea suave y lo más natural posible, que los espacios sean cómodos y acogedores… De seguro beneficiará a todxs.

  • Atención al estrés

Desde el conocimiento de ese niño o niña. sabiendo qué y cuánto puede tolerar. Y desde ahí adelantarnos para que no llegue a estados de agotamientos y sobreestímulo dándole un respiro, un descanso, un salir un ratito del aula, un cambio en la actividad que está siendo demasiado. También evitando o dosificando lo que sabemos que puede ser motivo de ese estrés.

El paso por el colegio puede ser una experiencia abrumadora por la cantidad de estímulos que allí se viven, y empeorar si además se malinterpretan los comportamiento por desconocimiento del rasgo y se aplican en función de esa interpretación «acciones correctoras», por lo tanto ser conocedores de la alta sensibilidad, aprender a identificar a estos niños y niñas y ofrecerles aquello que necesitan puede ser , sin duda, un «salto cuántico» para su salud mental y emociona.

Profe, ¿nos ayudas?

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