Muchas de las familias que tenemos niños y niñas muy intensxs hemos pensado esto alguna vez.

Yo lo he sentido también personalmente.

Felizmente puedo decir que vivirlo me llevó a escarbar y buscar. ¡A entender!

Y es que el respeto, la consciencia y la positividad son herramientas magníficas. Pero si lo hacemos de forma estándar sin tener en cuenta las particularidades de nuestrxs hijxs no nos ayuda como nos gustaría.

Es importante ser consciente de las diferencias.

– Consciente de dónde vienen sus formas de hacer las cosas.

– Consciente de la causa de sus comportamientos.

– Consciente de su intensidad y forma de sentir/percibir distintas.

– Consciente de lo que le afecta.

– Consciente de lo que le estresa.

– Consciente de su forma de pensar, de su profundidad, de sus expectativas, de sus luchas con el entorno por sentirse distinto…

Necesitamos ver los positivo incluso dentro de lo que aparentemente no lo parece porque tendemos a ver aquello que es una dificultad, un problema, una diferencia que la sociedad no acepta, que nos presiona para que «normalicemos»…

Por ejemplo, puede que pienses que es cabezota, terco y que siempre quiere salirse con la suya. Pero… eso quiere decir que tiene capacidad para defender aquello en lo que cree, que es determinado, perseverante,  que puede decir no si no está de acuerdo… 

Y sí, ya sé que esto puede representar todo un reto, pero no es lo mismo mirarlo desde un prisma negativo que desde un prisma de fortalezas. Es un punto muy distinto del que partir, una interpretación que te lleva a distintas decisiones.

Y no, no se trata de no tener límites, ni de permitir lo que no es permisible. Se trata de ver mucho más allá y de entender para tomar buenas decisiones. De no enfrentarse ni entrar en luchas de poder porque el niño tiene que entrar en el molde que nos han marcado.

Y es que…

Tu hijx tiene unas necesidades diferentes. Si hablamos de alta capacidad por ejemplo, no podemos desatender la parte cognitiva o la parte emocional se complicará. Es una necesidad imperiosa. Tampoco podremos tomarnos el aburrimiento como algo trivial porque para ellxs puede resultar insoportable y ahí tendremos que poner más empeño. 

Los porqués de su forma de actuar no son los mismos que los de niños normotípicos en muchos casos, por lo que la interpretación errónea hace que actuemos de forma errónea.

Podemos, por ejemplo, tomar sus gritos y empeño como una rabieta, cuando puede tratarse de un colapso emocional, de un desborde por exceso de estímulos (estímulos que a otros niñxs no les afectarán de tal forma). En este caso por supuesto vendrá fenomenal ponerle nombre a la emoción y darle pautas para gestionar emociones como sugiere una educación respetuosa, sin embargo, probablemente no será suficiente. Necesitaremos añadir la adecuación de entornos, limitar los estresores, aportarle autoconocimiento sobre lo que le estresa y por qué…

Como ves las pautas estándar habitualmente se quedan cortas en estos casos.

Su forma de sentir es mucho más intensa. Manejar esas intensidades es mucho más difícil que otras medias o bajas y podemos encontrarnos con algo más que gritos y un descontrol que no nos parece «normal».

Las pautas básicas de inteligencia emocional igual que os decía antes no serán suficientes.

Las causas podrían ser también muy distintas. Desde un desborde emocional porque el dibujo no ha salido como lo tenía en la cabeza, a uno por ser interrumpido en su concentración.

Si no entendemos de dónde viene esto y lo tomamos como una explosión porque no le da la gana de controlarse, porque es un egoísta, porque es un tirano, porque te tiene tomada la medida, porque es un caprichoso, etc… posiblemente pienses que es la educación que le das la que está fallando. Esa educación respetuosa en la que crees. Y que a lo mejor lo que le hace falta es otra cosa.

Pero suele ser un error de apreciación . Es estar mirando la situación desde el prisma equivocado.

Aquí te dejo unas cuantas ideas que quizás puedan ayudarte.

– Es importante manejar muy bien las negociaciones, porque sus aplastantes razonamientos nos pueden dejar ko y sin argumentos.

Aprender que necesitan saber el porqué de todo, participar de las decisiones, negociar lo negociable y mantenerse firme tranquilamente en lo que no es negociable.

Ser muy muy honestos porque te cazan al vuelo.

No uses frases tipo. Di las cosas a tu manera simplemente manteniendo las reglas del respeto, la comprensión y la empatía.

No mientas sobre lo que sientes. Si estás enfadado puedes decirlo y está bien. Si estás triste también. Etc. La cosa es decirlo con naturalidad. Las emociones no son un problema. A lo mejor lo que hacemos con ellas sí.

Enfocarse mucho en el manejo emocional sin dejar nunca de lado permitir y alentar sus pasiones cognitivas.

¿Tiene pasiones? ¡aliéntalas! Dale de «comer» a ese cerebro hambriento. Permite que aprenda como quiera, busca la forma de aportarle en ese sentido.

Adecuar los ambientes para minimizar el estrés.

Especialmente para los niños y niñas con alta sensibilidad, y si hablamos de un desorden de procesamiento sensorial aún más.

Estudiar, comprender, conocer qué son las aacc, el temperamento, la alta sensibilidad…

Cuanto más aprendas más entenderás lo que hay tras lo que ocurre, lo que hace, cómo se muestra… y eso hará que tomes mejores decisiones.

No todo lo que se puede hacer, modificar, adaptar… está en este artículo pero es una base de la que partir. Espero que te ayude.

Cuéntame si te ha pasado esto. Abrazos enormes.