Entendemos por etiquetar a alguien el hecho de colgarle adjetivos en forma de sentencia como por ejemplo:

«Eres un niño malo»

«¡Qué desastre eres!»

«Juan es un egoísta»

«María es una pegona»

Está claro que es una forma en la que tratamos de identificar algunos comportamientos y hasta es posible que la voluntad al ponerlos sea la de buscar que el niño o niña cambien esa actitud, pero no es una forma adecuada de hacerlo.

¿Por qué etiquetar no es positivo?

  • Porque «encierras» al niño en ese comportamiento: se convierte en una sentencia. Si soy el pegón pues mi función es pegar, y de algún modo se produce una profecía autocumplida.

 

  • Porque el resto de los niños, de la familia, del entorno… ya lo verán así y actuarán por tanto esperando constantemente eso, lo que no facilitará ofrecerle la confianza necesaria para un cambio y es posible que ante la mínima duda le adjudiquen el problema a él. No es la primera vez que me cuentan que se acusó a un niño de pegar a otro incluso estando dicho niño ausente; se daba por sentado que si había habido una situación de conflicto, dicho niño estaría involucrado y habría sido el provocador.

 

Esencialmente las etiquetas son como cárceles que destruyen la confianza del niño en sí mismo para producir un cambio.

No animan ni motivan. El niño no se cree capaz. Siente que hay algo que está mal en él.

 

¿Qué podemos hacer para evitar las etiquetas y animar a cambios positivos?

1.- Habla de su conducta, no del niño/a.

Mejor decir: «No está bien pegar», que decir: «Eres un pegón»

 

2.- Confía en él/ella. Está aprendiendo

No desconfíes como primera opción, dale la oportunidad de probar.

 

3.- Sé consciente de que su cerebro está en desarrollo

Todas esas partes de control de emociones, planificación, empatía, toma de decisiones… ¡están aún en construcción! Dale tiempo a construir

 

4.- Anímale. Dile que sabes que lo logrará.

 

5.- Dale herramientas para lograrlo.

Considérate un entrenador o entrenadora de tu hij@ en habilidades para la vida: enséñale a gestionar emociones, practica la toma de decisiones, ayúdale a ponerse en el lugar del otro sin reproches, sé ejemplo, aprende sobre cómo manejar pensamientos y enséñaselo…

 

6.- Olvídate del reproche y la culpa.

Normalmente producen barreras de comunicación y  nuestro mensaje no llega, no cala.

 

7.- Aprende a comunicarte con tu hij@ de forma sincera y respetuosa.

Habla de lo que sientes, escucha lo que siente.

 

8.- Buscad soluciones conjuntamente.

Si los niños forman parte de la solución es mucho más fácil que quieran ponerse a ello.

 

9.- Haz una zona de logros

Una cartulina, un corcho, un trocito de la pared de su habitación… ; y ve poniendo todo lo que logren ahí, todo lo que consigan y avancen (fotos, dibujos, objetos, premios conseguidos…), para que crean en sí mismos, para que no haya límites a su poder personal.

 

10.- Deja de etiquetarte a ti mism@

Permítete la libertad de explorar lo que eres capaz de hacer, mucho más allá de lo que otros te hayan dicho que eres o de lo que tú mismo te hayas impuesto.

 

Y aquí tienes la infografía para quedarte con las ideas de un vistazo 🙂

 

ideas-para-no-etiquetar

© Ana Isabel Fraga Sánchez 2016. Todos los derechos reservados.