En el post anterior os hablaba de las dificultades que podemos encontrarnos a la hora de vestirse, por todas esas «cosas» que pueden contener las prendas: hilos, costuras, etiquetas, tejidos que «rascan» o hacen daño, puños que aprietan, bolsillos molestos, etc. Y os sugería que contaseis con vuestro hijo/a a la hora de ir a comprar esa ropa. Que formasen parte de su elección. Puedes leer ese artículo AQUÍ

La cosa es que ir de compras no es algo sencillo tampoco.

Sabemos que nuestros niños y niñas altamente sensibles, intensos y de carácter captan muchos más estímulos y en mayor profundidad que el resto. Y si lo vemos desde sus ojos ¿qué estímulos encontramos al ir de compras?

  • Mucha gente
  • Mucho ruido
  • Demasiadas cosas
  • Muchos colores
  • Aburrimiento

Y con todos estos factores estresantes, ¿cómo enfocamos esto de ir de compras?

Aquí te cuento algunas ideas importantes a tener en cuenta que te facilitarán la tarea y que harán que no acabéis de los nervios los dos:

  • No te imagines este momento como «un día de compras».

Más bien redúcelo a un rato de compras, porque tendrás que ser rápida. Pero ¡ojo!, rápida y calmada, porque si empiezas con «Ale, vamos, date prisa», «Venga, que no nos va a dar tiempo»… sumarás un estrés que hará «boom» en cualquier momento.

  • Deja las expectativas fuera. Vas a comprar ropa /zapatos pero a lo mejor te vas sin ellos.

Yo fui el otro día con mi hijo pequeño (10 años en este momento) a comprar ropa. Necesitábamos unas zapatillas deportivas y unos pantalones. Llegamos a casa con las zapatillas. Con los pantalones no hubo suerte.

  • Déjale elegir

Cuando entréis en una tienda llévale a donde está lo que buscáis, muéstrale lo que hay y pregúntale por lo que veis.

«¿Qué te parece este pantalón? Tócalo por dentro, ¿te parece cómodo?»

Y escucha atentamente. Es posible que lo rechace de plano incluso sin haberlo tocado porque ya le vio un botón, o unas costuras extras que lo hace más mono pero que a él/ella le repelen… Si hay alguno que le encaje, entonces proponle probárselo.

Sugiérele prendas y guíale un poco en cuanto a las combinaciones.

Si la cosa se complica decídete por prendas hipercombinables para que luego no aparezca el problema de que no te van con lo que tienes en casa.

  • No pretendas que se lo pruebe todo.

Dale a probar solo lo que haya pasado vuestro filtro. Tendrás que tener previsto que quizás no quiera probárselo. Desde luego, ya que está allí, lo mejor sería hacerlo para ver que todo esté bien, pero si es la cuarta tienda y ya se ha probado un par de cosas o empieza a estar estresado o aburrido, mejor no insistas. Aquí te tocará decidir si «a ojo de buen cubero» te lo llevas o lo dejas para otro día que quiera probárselo.

  • Cuando rechace algo pregúntale por qué para ir descartando cosas.

En mi caso (en cuanto a los pantalones) nada de botones, ni siquiera uno en el centro, nada de bolsillos superpuestos molones que son muy chulos pero molestan, nada de tejidos duros, nada de adornos… Necesitábamos un pantalón para vestir un poco, pero en realidad buscábamos un pantalón tipo chándal sueltito y muy muy cómodo que tuviese pinta de pantalón de vestir. Misión complicada, lo sé.

  • Atenta por si el rechazo no es porque no le guste, si no porque supone un cambio o algo distinto a lo que está acostumbrado.

Y es que si de entrada los cambios le cuestan mucho, es muy posible que esto pase. Así que si percibes que es el caso, insiste un poquito. «¿Quieres darles otra oportunidad y probártelo de nuevo? A veces la primera vez puede ser raro porque no estás acostumbrado»

Esto es lo que nos pasó con las zapatillas el otro día. Dijo que eran chulas, se resistió un poco pero finalmente se las probó y las descartó de inmediato nada más meter el pie dentro. Le dimos otras que le gustaron pero no dejaba de mirar las primeras. Insistimos un poquito y accedió a volver a ponérselas. Le pedimos que se las dejase un poco, que se probase las dos en vez de solo una y que viese «cómo corrían». Estuvo de acuerdo y entonces se dio cuenta de que la sensación que tenía era porque eran nuevas pero que en realidad estaba cómodo. Y nos las llevamos.

Todavía hace poquito (habrían pasado unas 3 semanas o así desde que las compramos) me dijo:

—Mamá, ya me acostumbré a los playeros. Ya no están tan duros.

O sea, que tardó todo ese tiempo en estar cómodo del todo, hasta que las zapatillas se amoldaron a su pie según él lo siente.

  • Respeta sus elecciones, porque eso le hará respetarse a si mismo y no criticarse o castigarse por no ser como el resto o no seguir la norma establecida.

A veces es difícil, porque no entiendes por qué rechaza alguna prenda, pero si investigas un poco al final te das cuenta de por qué. Lo malo es que ese por qué puede ser incomprensible a muchos ojos.

No importa. Afortunadamente tenemos muchos tipos de ropa/zapatos entre los que elegir, y que el niño o niña no se ajusten a los parámetros de la mayoría no tiene por qué representar un problema ni hay por qué hacer que se sienta inadecuado por ello.

  • Haz que sea agradable

Acota el tiempo, dile cuánto será lo que estaréis, o en cuántas tiendas entraréis ese día. Y plantea algo chulo para el final . En nuestro caso comernos un helado de yogur, que nos encanta a toda la familia.

Mejor ve con él a solas que con hermanos u otros «estresares» 😉

  • Recoge información para tu Plan B

Si ya has ido de tiendas y tienes claro qué puede gustarle y qué no, y al final ir de compras no ha solucionado mucho o realmente se agobia con tanto estímulo, toca ir al plan B, que es ir a comprarlo tú sola siguiendo esas pautas.

Esto me tocó hacerlo a mí. Habitualmente es lo que soíla hacer, pero ultimamente no daba pie con bola, así que después de ver todo lo que rechazaba y saber más exactamente lo que podía encajarle me puse a mirar en otros sitio. Si os digo la verdad tardé varios días en dar con algo que creí que podía gustarle, y al final fue otra vez chandal. Dos pantalones lisos y lasos, sin costuras raras, ni botones… y algunas camisetas de algodón amoroso. Los toqué por dentro para ver si eran suaves… ¡Pues le encantaron!

Ahora que lo de un pantalón para vestir… lo he dejado pa prao, como decimos aquí en Asturias. O sea, de momento he desistido. Pero sigo en observación atenta por si en cualquier momento me encuentro con algo que nos pueda servir 😉

©Ana Isabel Fraga 2021. Todos los derechos reservados.