Yo era muy pequeña cuando mi hermana, la mediana, con la que me llevo doce años, me leía antes de acostarme. Compartíamos habitación, y desde mi cama, arrebujada bajo las sábanas, escuchaba las historias de los Hollister, una familia que siempre andaba metida en misterios y aventuras.

Y eso ocurrió durante no mucho tiempo, aunque no puedo precisar cuánto; era muy pequeña.

Un día, simplemente me dijo que ahora me tocaba a mí seguir con la historia si quería saber cómo acababa.

Ya os imaginaréis que me resistí, y traté de convencerla para que siguiese leyéndome ella esas aventuras que me intrigaban tanto. Pero ella se mantuvo firme y después de darme cuenta de que no la convencería agarré el libro pensando que leerlo yo misma no seria tan divertido como escucharlo, pero necesitaba saber cómo seguía la historia y lo abrí.

Bueno, pues desde aquel momento ya no he soltado los libros. Me atraparon para siempre y soy presa feliz de ellos.

Leer no ha de estar relacionado con obligación o deber, sino con placer, diversión, aventura, intriga… Esa será la única forma en que la lectura se convertirá en nuestra compañera de vida.

 

Y con esta experiencia, que desde luego es propia y personal, además de la que he tenido (tengo) con mis hijos, os quiero dejar mis premisas y algunas ideas que quizás os sirvan.

 

# Huye del «Ponte a leer ahora mismo»

Esta y otras frases del estilo crean una sensación de obligación. Así que huye de ellas y escoge mejor animar a leer o hacer preguntas que inviten a interesarse por la lectura:

«¿Qué tal está el libro que estás leyendo?»
«¿Me cuentas de qué va?»
«¿Qué es lo que más te está gustando?»
«¿Te apetece que leamos juntos un ratito? Puedes leer tú una página y yo otra»

# ¿A ti te gusta leer?

Contéstate ahora mismo esta pregunta, porque es difícil proyectar amor por la lectura si nunca tienes un libro en la mano. Si no ven que disfrutas con ello.

# Comparte tus aprendizajes y disfrute con ellos.

Cuéntales lo último que has leído, lo que te ha gustado y lo que no. Lo que has aprendido, lo que te ha sorprendido… Esto, creo yo, les ayuda a ver que esas hojas llenas de letras encierran emociones, aprendizajes, diversión, aventura… Y es que hay libros para todo.

# ¿Hay libros en casa? ¿Qué protagonismo tienen?

En mi casa siempre recuerdo estar rodeada de libros. Mi padre los compraba con frecuencia, sobre los temas que le interesasen en ese momento y teníamos desde las típicas enciclopedias de aquella época, hasta libros sobre terapias naturales, acupuntura, motores… y la saga casi completa de los Hollister 😉

Si mostraba interés por un tema allá aparecía mi padre con algún libro sobre ello. Me acuerdo de la época en la que quería ser veterinaria. Un día llegó a casa con dos libros sobre perros y uno sobre caballos.

Había libros en el salón, en la habitación… Libros de mi padre, de mi hermana, de mi madre (su súper enciclopedia de cocina de la que tengo una parte hoy en día en mi casa). Vamos, que eran uno más de la familia.

Y sí, ya sé que los libros en general no son precisamente baratos, pero las ediciones de bolsillo están fenomenal de precio, hay muchas bibliotecas de las que sacarlos y por ejemplo los cuentos se amortizan estupendamente 😉 porque los leen muchísimas veces.

# Empieza a leerles tú

Esta puede ser una buena idea. Tal y como me pasó a mí, que escuchaba a mi hermana en silencio total para no perderme un detalle. A eso de los 6 años de mi hijo mayor hice esto con el primer libro de Harry Potter. La verdad es que esta lectura me gustaba a mí (somos pottermaniacos en casa, jijij) y resultó que a él también.

Un día le dije que ahora le tocaba a él seguir leyendo para ver qué pasaba y ocurrió lo mismo que me pasó a mí: lo cogió y ya no lo soltó hasta terminar toda la saga completa. Luego vinieron otras de otros estilos, según los intereses del momento o guiándonos por sus gustos.

Evidentemente algunos libros se han quedado en la estantería porque no le interesaron. Pero con otros hemos dado en el clavo y se los ha devorado y disfrutado.

# Escoge libros que les gusten

Sí, esto parece un poco de perogrullo, pero es muy importante pararnos a observar qué es lo que les gusta. Porque puede que a ti te encante y a ellos no. Con mi hijo pequeño lo de Harry Potter no funcionó, así que hemos estado probando y finalmente he visto que lo que le gustaba era algo divertido. Todo comenzó por un libro de chistes, que no dejaba ni a sol ni a sombra. De ahí me topé con Las Aventuras del Capitán Calzoncillos, que tenían mucho de divertidas, y se ha puesto a devorarlos.

No tiene por qué gustarnos todo libro que caiga en nuestras manos. Cada quien tiene sus preferencias de lectura. Preferencias que van modificándose con la edad y los intereses cambiantes.

Yo he tenido mi momento de novela juvenil, romántica, negra, histórica… De probar nuevos géneros o autores… Y por supuesto he leído pila de libros sobre crianza, terapias naturales, crecimientos personal, coaching… Tengo libros de consulta…

Y es que hay muchos libros donde escoger, y puede que los que estén de moda les gusten. Pero puede que no. Buscad y rebuscad hasta que encontréis lo que les gusta. Porque no sé, pero yo creo que en realidad las personas que dicen que no les gusta leer lo dicen porque lo que han leído en su vida les ha parecido un tostón o no les produjo ni una pizca de interés.

# ¿Cuál es su mejor momento para leer?

Para leer cualquier momento puede ser bueno, pero tal y como ocurre con el tipo de libro (no todos nos apetecen, tenemos nuestros gustos y preferencias), también cada uno de nosotros tiene el momento ideal para coger su libro.

Yo me los llevo a todas partes y cualquier pausa me sirve para leer. Mi hijo mayor lee antes de irse a dormir, en la cama; es su momento favorito y raramente lo verás leer fuera de esas horas, aunque en varias ocasiones se lo ha llevado al colegio para leer en el recreo. El peque no parece tener, hasta ahora, un momento favorito aunque suele leer sobre todo en la cama.

Lo que sí está claro es que para leer hay que estar cómodo. Lo de estar sentado «bien» en una silla, yo no lo veo (salvo que así sea como lo quiere la persona en cuestión). Para mí donde esté un sillón, el sofá, una cama, la tumbona, la toalla de la playa… jejeje. Pero bueno, la cosa es que encuentren su momento.

# Guárdate los reproches y las frases categóricas en el bolsillo

Las frasecillas del tipo:

«No sé para qué te compro libros. No lees nada»
«Con lo caro que fue ese libro y ni lo has mirado. Pues me dijiste que lo querías tú»
«Este libro le gusta a muchos niños. No sé por qué a ti no»
«Es que no le pones interés»

Todo esto solo ayuda a que el niño/a le coja tirria a los libros. Ni más ni menos.

# Visita la biblioteca a menudo

Seguro que cerca de ti hay alguna. Ve a visitarla. Deja que los niños se maravillen con la cantidad increíble de libros que hay allí, que vean a otros leyendo en silencio, que fisguen los cuentos y que se lleven algunos a casa. Incluso aunque luego no les hagan mucho caso. Sigue insistiendo. Ya sé que cuesta ver el libro de la biblioteca ahí aburrido sin que nadie lo coja después de habérselo llevado, pero así vas viendo lo que le atrae y lo que no, y en una de estas puede que lo coja.

A veces se los llevan por llevárselos, la verdad. Pero ¿no crees que de alguna forma están tomando la idea de que son pequeños tesoros? A mí me parece que sí.

¡Ahhhhhhhh! Recuerda llevarte tú también libros y disfrutarlos.

 

Nada de todo esto es garantía de que desarrollen el amor por la lectura, pero seguro seguro que será mucho más fácil que llegue a ocurrir.

 

Por eso, regala libros cuando tengas la oportunidad.

Aquí tienes los míos, escritos con todo el cariño, para enseñar, para divertir, para sorprender, para intrigar, para soñar…

Las aventuras de Dopi, un dragón de lunares, que a través de sus 8 cuentos nos enseña a entender nuestras emociones.

Este libro además tiene un apartado de consejos para los adultos sobre cómo ayudarse con cada una de las emociones y ayudar a los niños/as.

Puedes acompañarlo con las tarjetas de las emociones de Dopi. (Míralas aquí)

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Cuentos Iceberg

Cuentos Iceberg es un libro de 4 cuentos que enseña a niños y mayores las cuatro metas erradas del comportamiento a través de las historias de Will, el semáforo; Ricky, el reloj; Perdigón, el lobo y Tina, la gallina. Basado en las teorías de Rudolf Dreikurs.                         

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Un cuento para ayudar a los niños con el miedo a la oscuridad, en el que Lailo nos muestra cómo cazar una estrella.

 

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